Porqué se predica poco del nuevo nacimiento

LA MITAD DE LOS PERUANOS esperan en octubre un milagro del Señor de los milagros.

Y es comprensible.

Hay situaciones en la vida tan difíciles que ninguna fortuna podría resolver. No queda otra que refugiarse en la fe, más aún si es octubre.

Hasta los evangélicos tenemos la misma expectativa, pero durante todo el año. Igual que los demás, los que creen en alguien o algo, para vivir o sobrevivir.

Esto es un indicativo que los seres humanos daríamos lo que sea, con tal de ser salvados de alguna situación imposible.

Todos hemos pasado, o pasaremos, situaciones imposibles; pero hay aún una situación mucho más imposible: La salvación del hombre.

Pero hemos marketeado tanto los milagros, que, ahora, el milagro de milagros, el nuevo nacimiento, es como la yapa del paquete del evangelio. Hemos vendido los milagros como la real manifestación del poder de Dios, que, ahora, el nuevo nacimiento, la mayor obra del Creador, es como el bonus por cambiarte de iglesia.

La culpa lo tenemos los que nos paramos en el púlpitos para pintar en la imaginación de nuestra audiencia un tipo de Dios y su oferta para el ser humano.

Te lo explico con tres ejemplos.

Un Dios bonachón

La peor manera de describir a Dios es encerrándolo en el concepto «bueno». Por supuesto que la Biblia dice que «Dios es bueno», pero a nuestro oído llega como «Dios es bonachón».

La prédica es: Dios es bueno. Ven tal como estás. Él no dice «cambia, luego vienes»; sino, «ven, que yo te cambio».

Y la audiencia dice al unísono amén.

¿Qué es el evangelio? Es un mensaje que te cambia de dentro hacia afuera.

Suena maravilloso y competitivo.

Maravilloso, pues, te anima a acercarte a Dios sin prejuicio, sin vergüenza, y sin complejos.

Competitivo, pues al fin se dice que Dios no es religión.

Lo que no les predicamos es que, el cambio será permanente… si, y solo si, se nace de nuevo.

En lugar de presentar el milagro del nuevo nacimiento como el plan de Dios para salvar al hombre, les decimos que «reciban a Jesús en su corazón», sin dar tiempo al Espíritu Santo para que los convenza de pecado, justicia y juicio, como previa al evento real de salvación.

¿Qué es más poderoso? ¿Cambiar, o nacer de nuevo?

Un Dios cool

La otra manera cómo presentamos al omnipotente Dios es como la pieza faltante en todo rompecabezas personal.

La prédica es: Toda persona tiene en su corazón un vacío en forma de Dios. Y a menos que reciba a Jesús en su corazón, vivirá frustrado intentando llenar con todo lo que encuentras.

Y todos nuestros oyentes dicen amén.

¿Qué es el evangelio? Es un sublime mensaje de paz y tranquilidad para un mundo estresante.

También suena maravilloso y competitivo.

Maravilloso, pues paz interior es lo que todo ser humano busca, y es capaz de hacer lo que sea para obtenerlo.

Competitivo, pues tu viaje a la india está a la vuelta de la esquina.

Lo que no les predicamos es que su falta de paz es debido a su rebeldía innata contra Dios, y que es insuficiente dejar de pelear, pues lo innato saldrá al menor descuido para darnos un golpe de estado; y que es insuficiente hacer tregua, pues lo innato se lleva hasta la muerte.

¡La única manera de lidiar con lo innato es volviendo a nacer! No de simiente del primer Adán, el corruptible; sino del segundo Adán, que es espíritu vivificante (1Cor 14:45).

¿Qué es más poderoso? ¿Refugiarse adictivamente en experiencias de paz, o renacer con una nueva naturaleza de justicia, santidad y verdad (Efe 4:24)?

Un Dios exitoso

Esta predicación tiene poseída al púlpito de hoy.

Se enuncia: Dios te trajo a este mundo y te trajo para un propósito. Por lo tanto Dios no ha planeado que fracases, incluido en lo financiero.

¿Qué es el evangelio? Es la historia del hombre triunfando en la vida.

También suena maravilloso y competitivo.

Maravilloso, pues este conjuro, dada su alta concentración religiosa, es capaz de crear mentes ganadoras.

Competitivo, pues es menos cursi decir «tengo mi coach life» que decir «tengo mi pastor».

Lo que no les predicamos es que podrían ganar el mundo entero y perder sus almas (Mar 8:36); y que su persecución de riqueza exterior podría cegarlo de su pobreza interior (Mat 5:3).

Hay que nacer realmente de nuevo para ver por encima de mi propio reino, es decir, ver más allá de mis intereses y deseos personales y abrazar los intereses y deseos del Padre celestial, al punto de hacerlo mío frente a mis ojos, y uno solo a los ojos de los demás.

¿Qué es más poderoso? ¿Vivir por una causa temporal, o causa eterna?

Entonces…

Si el mensaje del nuevo nacimiento es cuánticamente superior a la suma de todos los mensajes religiosos y de motivación y superación personal, ¿por qué no es el mensaje bandera de la iglesia?

La respuesta es simple: No lo valoran.

Se valora más el mensaje del cambio, de experimentar paz y de superación personal, que el mensaje del nuevo nacimiento.

La prueba es que los encargados en la iglesia de dar esta enseñanza está subdelegado a neófitos creyentes… dizque para que se fogueen enseñando a los que pasaron al frente para recibir a Jesús en su corazón.

Para terminar

El milagro más grande del Antiguo Testamento fue la salida de Egipto; y no es más que la sombra del milagro más grande del Nuevo Testamento: El Nuevo Nacimiento.

Dios encargó a su pueblo que cada año se celebre la Pascua para recordar este hecho milagroso. Jesús hizo lo propio al instituir la Santa Cena en su iglesia.

Una vez que lo valoremos como tal, lo predicaremos con bombos y platillos, y a tiempo y fuera de tiempo.

 

10 comentarios

  1. Bien BIEN! Bien dicho, Pastor! Muy buen mensaje. Lo comparto ahora con mis amigos! Y yo creo que se habla muy poco de Salvación porque como dice Alex, a la gente no le gusta escuchar que somos como polvo, que somos corruptos, mentirosos, blasfemos, respiramos pecado, exhalamos pecado. Y claro, por tanto, el mensaje bonito y agradable es el que atrae más personas y luego termina siendo que la iglesia se llena de falsos conversos y pasa lo que Mateo 7 describe. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
    S. Mateo 7:21-23

  2. Bien BIEN! Bien dicho, Pastor! Muy buen mensaje. Lo comparto ahora con mis amigos! Y yo creo que se habla muy poco de Salvación porque como dice Alex, a la gente no le gusta escuchar que somos como polvo, que somos corruptos, mentirosos, blasfemos, respiramos pecado, exhalamos pecado. Y claro, por tanto, el mensaje bonito y agradable es el que atrae más personas y luego termina siendo que la iglesia se llena de falsos conversos y pasa lo que Mateo 7 describe. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
    S. Mateo 7:21-23

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