Tributarios libres

Se supone que cada 28 de julio celebramos nuestra independencia del yugo esclavizador español. Digo «se supone» porque pareciera que seguimos bajo yugo, solo que de otro esclavizador.

© Karol Kozłowski - Fotolia.com
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Vinieron los españoles, y haciendo uso de su fuerza nos convirtieron en sus tributarios. Por supuesto que durante el imperio incaico también se pagaban tributos, pero no acompañado de abusos y saqueos.

Esto indignó a los libertadores y libraron batallas hasta lograr nuestra independencia.

Empero, nunca nuestra independencia significó dejar de ser tributarios. Dejamos de ser esclavos, pero no tributarios. Luego de la independencia se siguió pagando tributos, pero como un pueblo libre e independiente. Ya después de constituídos como república, como ciudadanos con derechos y deberes.

¡Y he allí el punto de esta reflexión!

Antes de la independencia, no fuimos un pueblo libre. Después de la independencia, tampoco. El tema de la libertad se abordó por áreas, y hoy por hoy disfrutamos de libertad en ciertas áreas; en otras, semi libertad; y en otras, esclavitud.

Te explico lo de esclavitud.

Los esclavos trabajan duro para su emperador. ¿Acaso eso no hace el peruano promedio, tributando casi el 40% (entre impuestos y multas) de sus ingresos a un estado ineficiente, controlador y obstructivo?

Los esclavos viven atemorizados por su emperador. ¿Acaso así no viven los pequeños empresarios con miedo a que les caiga la Sunat?

Los esclavos son tratados totalmente distintos que la nobleza. ¿Acaso la Sunat cierra las grandes empresas con la misma tenacidad con la que cierra la tiendita de la esquina?

¿Cómo sería si fuéramos libres?

Libres o no libres, hay que pagar tributos. Jesús mismo pagó tributos (Mateo 17:24-27), y enseñó que hay que dar a César (o sea, al estado) lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios (Lucas 20:25).

Pero si realmente fuéramos libres tributaríamos al estado no todo lo que se le ocurra, sino lo que necesita para solventar el bien mayor, esto es, seguridad, justicia y obras públicas.

Si fuéramos completamente libres, elegiríamos gobernantes para que nos sirvan, no para que se sirvan.

Que esta breve reflexión sirva para repensar sobre cómo es y cómo debería ser nuestra relación ciudadano-estado-gobierno en un contexto de nación libre e independiente por la voluntad general de los pueblos y por la justicia de su causa que Dios defiende.

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