Yo soy tu pastor

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Creo que David estaría un poco enojado, si supiera que a su espectacular frase “Jehová es mi pastor” la hemos reducido a un mero dicho romántico.

Antes de subir al trono, el hombre del arpa pastoreó las ovejas de su padre.¡Y no lo hizo con la cara larga!. Disfrutó usar un cayado. Sufrió emplear una vara. Gozó conducirlos a pastos frescos. Con alegría los llevó a aguas vivas. Con coraje los defendió del lobo y el león.

Ahora en el trono, el hombre del cayado entiende lo que significa ser el “pastor de Israel”. No porque sacó 100 puntos en Teología Pastoral, sino porque tenía corazón de pastor. La prueba máxima de ello es su Salmo 23. Allí nos dice tres cosas: 1) Quién es un pastor. 2) Cómo es un pastor. 3) Qué hace un pastor. Y presenta al Señor como su Pastor.

Si una oveja le hubiera preguntado a David por qué se esmeraba en cuidarlos, guiarlos y alimentarlos, ¿cuál habría sido su respuesta?

Todos los que lideran un grupo de personas, llámense discipuladores, líderes de células, líderes de jóvenes, maestros de escuela dominical, etc., hacen obra pastoral (Timoteo no era evangelista, mas fue exhortado a hacer “obra de evangelista”, 2Ti 4:5). Quizá no desempeñen el “ministerio de pastor” (que implica llamado, ungimiento, preparación y envío), pero son “extensión del ministerio de su pastor”.

¡Intuyo que tú eres uno de ellos! Por eso, a continuación compartiré contigo algunas enseñanzas de Juan 10. A mi parecer, la otra cara del Salmo 23.

Autoridad por relación.

Yo soy el buen pastor y conozco mis ovejas, y las mías me conocen (Jn 10:14).

¿Sabes por qué tu grupo se someterán a tu liderazgo y obedecerán tus instrucciones?

Si tu autoridad es legal, lo harán simplemente porque el artículo 15, inciso c, del reglamento de la organización, lo estipula literalmente. Si es relacional, harán lo mismo, pero porque “sienten que su pastor los conoce”. Y no sólo eso, sino que ellos también “sienten que conocen a su pastor; no les es un extraño”. Y esto no es magia. Tampoco resultado de una amistad. Es una relación espiritual originada por el mismo Príncipe de los Pastores: Jesucristo.

Seguidores por identificación.

Mis ovejas oyen mi voz y me siguen (10:27). Pero al extraño no seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños (5a).

La relación espiritual entre el pastor y las ovejas está definida básicamente por la visión. Las ovejas siguen a su pastor, porque se identifican con la voz (la visión) que ese pastor encarna (en caso de que se trate de un líder que corre con la visión del pastor principal de la iglesia local). Si no se hallan en esta visión, se sienten extraños. Escuchan otro idioma. ¡Quisieran seguir a ese líder! Pero no lo hacen, porque no le entienden. (Esto suele suceder cuando el líder, una vez recibido la visión del pastor principal, no la comunica con fidelidad y libre de otros ruidos).

Cuando digo “siguen a su pastor”, quiero decir: invierten en la visión, son voluntarios para su realización, están comprometidos con Dios y con el “hombre de la visión”; etc. Simplemente porque creen que es una visión que proviene de Dios y que ése es el hombre de Dios para guiarlos, cuidarlos y alimentarlos.

Amor por amor. Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas (10:11).

Las ovejas saben que su pastor les ama, porque cuando el lobo le dice: “déjame comerme una oveja”; el pastor le responde: “¡sobre mi cadáver! Y no es que el pastor sea un suicida o enfermizo o que haya puesto sus prioridades de cabeza, sino que “ama hasta la muerte”. Y jamás cambiaría ovejas por prestigio, sueldo ni comodidad.

Pero, ¿cómo un pastor del siglo xxi enfrenta a los lobos y leones del siglo xxi?

Seguidores por liderazgo. [el pastor] va delante de ellas; y las ovejas lo siguen (10:4).

Las ovejas siguen a su pastor porque al levantar sus ojos, lo ven al frente. Si estuviera en otro lugar, por más que quieran no podrían seguirle. ¿Acaso se puede seguir a alguien que está detrás nuestro!

¡El pastor tiene que ir adelante! De otra manera no podría enfrentar al lobo rapaz. Tampoco podría abrir camino en medio de la confusión. Mucho menos podría dejar huellas para que las ovejas sigan un ejemplo.

Los lobos de hoy son los problemas, tentaciones, pruebas y luchas que atraviesan las ovejas. El líder ha cumplido su obra pastoral si ha enseñado a las ovejas cómo manejar los problemas. Su trabajo ha sido eficiente si los ha entrenado para huir de la tentación. Si las personas al cuidado del pastor saben cómo enfrentar las pruebas y triunfar sobre las luchas, su labor ha sido eficaz.

¿Cómo un líder abre camino? Cuando una oveja viene a su líder, éste le descubre sus potenciales, canaliza sus inquietudes, y les da oportunidades. ¡Eso es abrir camino! Y es totalmente contrario a profetizar la inutilidad de las ovejas. También es radicalmente opuesto a suscribir el truncamiento de las ovejas. ¡El líder que haga eso, no tiene ni corazón ni riñón ni sangre de pastor!.

¡¡Huellas!! Dejar huellas es marcar la pauta, establecer el compás, dejar un ejemplo, servir de inspiración, etc.

Si preguntamos al Buen Pastor lo mismo que a David le habría preguntado una ovejita, la respuesta sería: “Es que soy tu pastor; y nada te faltará”. ¿Estás listo para responder silenciosamente a esta pregunta, que podría o no ser silenciosa?

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