Más perdido que pastor en política

Mas perdido que pastor en política

Este podría ser un nuevo dicho, a menos que nos expliquen cómo es que se olvidaron del juramento al púlpito; y a menos que, de ser elegidos, realmente cumplan un papel trascendental (y profético). Son nuestros representantes naturales, y como tal serán medidos; más aún si reclaman mi voto.

Y hablando de medirlos, he aquí lo que he hallado.

Muchas ideas, pero sin ideología
Muchos leyeron un par de libros sobre política, y ya creen que Dios los llama al congreso. Se memorizan un discurso político, y ya los presentan como justicieros. En un abrir y cerrar de ojos ahora son heraldos de ideas bonitas e interesantes. Pero, pero, pero… una vez elegidos se pierden entre sus ideales y se vuelven influenciables. Ya lo hemos visto el 90, y no queremos recordarlo. También en los dos mil, y no queremos verlo.

 

Muchas ganas, pero sin carrera
Le pregunté a un jovencito, —¿haz pensado incursionar en política?—.

—me respondió—, pero antes quiero ser pastor.

Esa es la lección que estamos transmitiendo a las futuras generaciones. Acabamos de inventar un atajo al congreso.  Acabamos de agregarle un nuevo propósito al púlpito.

Masticamos a improvisados en el púlpito, pero no a improvisados al congreso. ¿Acaso ambos lugares no merecen respecto? ¿O será que uno es más santo que el otro?

Mucha iniciativa, pero sin futuro
Usualmente los pastores que incursionan en política son aquellos que han logrado un significativo éxito ministerial. En términos hollywoodenses, no son fracasados. Y bien por ello. Empero, ¿qué impartieron tantos años que, frente a una coyuntura nacional, no hay alguien digno entre los suyos a quién enviar a ese campo misionero?

Si desde ayer se hubieran desgarrado las vestiduras por injusticias, hoy estarían en condición de enviar un ejército de patriotas a curules y sillones. Y si hoy se quedan vacíos los púlpitos, mañana no habrá ni lo uno ni lo otro.
Se dice que en las elecciones de 1990 ganó la literatura, y quisiera que en las elecciones del 2011 gane la iglesia. Mario Vargas Llosa aprendió su lección (Pez en el agua); y quisiera que los pastores no pierdan su pecera.

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